Unity cobrará a las desarrolladoras que utilicen su motor por cada descarga que hagan de su juego

Es una de las herramientas más utilizadas para el desarrollo de videojuegos y el único gigante de la industria capaz de plantar cara al todopoderoso Unreal Engine creado por Epic Games. Desde su lanzamiento a comienzos del año 2005, el motor Unity se convirtió en la gran alternativa. Su facilidad de uso y la adaptación casi perfecta al mundo del desarrollo independiente han incrementado su popularidad. Juegos tan diversos como Hollow Knight, Genshin Impact y Escape From Tarkov están unidos por la utilización de esta tecnología. Sin embargo, los últimos cambios que recibirá proximamente en sus tarifas pueden hacerlo mucho menos interesante para algunos desarrolladores.

os responsables de Unity han anunciado un cambio en sus tarifas a partir del próximo 1 de enero de 2024. Un situación que ha dado lugar a una gran polémica en la comunidad de desarrolladores. En lugar de cobrar en relación con los ingresos obtenidos por un título, la compañía exigirá un pago que dependerá del número de usuarios que instalan el título y lo juegan al menos una vez. Esta política solo comienza a aplicarse una vez las desarrolladoras han alcanzado un número mínimo de instalaciones y de ingresos. Dependiendo del plan del motor contratado por las empresas, la tarifa puede ir desde los 0,01 dólares (con el plan más caro) hasta los 0,2 dólares (para usuarios que utilizan el plan gratuito o el de menor coste) por cada usuario que completa la instalación.

La medida ha dado lugar a multitud de críticas en la comunidad, ya que no es nada habitual que se cobre a los desarrolladores en función al número de instalaciones de su videojuego. Su principal competidor, Unreal Engine, grava el 5% de los ingresos brutos de un videojuego siempre y cuando se cumplan dos condiciones: que siga generando al menos diez mil dólares cada trimestre y que ya haya superado el millón de dólares en ingresos. En este sentido, el pago puede ser más amable para las compañías, que no se verán obligadas a monetizar al máximo cada instalación si apuestan por un modelo ‘free to play’.

«Creemos que, a diferencia del reparto de beneficios, cobrar por la instalación inicial permite a los creadores mantener sus beneficios obtenidos mediante la retención de jugadores», explicaban desde la compañía. El problema es, en parte, que se trata de un mecanismo mucho más intrusivo y que puede afectar en mayor medida a las decisiones tomadas durante el proceso de desarrollo. También requiere de una mayor planificación que en primera instancia ha asustado a muchos creadores, especialmente a los que trabajan en proyectos independientes. Además, el cambio comenzará a funcionar dentro de apenas tres meses, un periodo de adaptación que podría ser insuficiente.

Aunque en la tabla se puede apreciar con más detalle, insistimos en que Unity solo cobrará a las desarrolladoras que hayan conseguido 200.000 descargas y 200.000 dólares en ingresos durante los últimos doce meses. Además los cargos no se llevarán a cabo de forma retroactiva. No deberán pagar por las descargas previas al 1 de enero de 2024. Tampoco, una vez logrados los objetivos, habrán de abonar cantidad alguna por las primeras instalaciones. En este sentido, el juego ha de tener un éxito considerable para pasar a formar parte del programa. Lo que genera dudas es como, lo que pase a partir de ese momento, afecta al mantenimiento del título a largo plazo.

Lo más preocupante para las pequeñas desarrolladoras es la eliminación del plan Unity Plus. Este ofrecía una alternativa profesional con más funciones que la versión gratuita a un precio relativamente económico (380 dólares al año por trabajador con acceso al proyecto). Aunque el aumento de precio no entrará en vigor el próximo año para empresas ya suscritas, las compañías pasarán a abonar un mínimo de 2.040 dólares por persona a partir de 2025. En este caso, sí se trata de un gran golpe. Especialmente para quienes tienen ambición de llevar su proyecto a varias plataformas diferentes.


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